No hay manera de abrir un periódico -digital, impreso, nacional, extranjero- sin que nos reciba el rostro del Ecce Homo restaurado por una anciana de la localidad de Borja, en Zaragoza. La noticia ha provocado un tsunami de reacciones en los medios que han terminado por dejar postrada en cama a la protagonista del desaguisado y a un pueblo en la boca de todos los tertulianos. Veremos si la pobre mujer se recupera. En realidad, se trata de un movimiento de mofa generalizado que bajo una apariencia lúdica, refleja la situación de la sociedad actual.
Ecce Homo de Borja
Estos días, el párroco ha hecho pública la intención de ocultar la obra hasta que todo vuelva a la calma y así evitar burlas. A pesar de ello ya han empezado a llegar visitantes a la parroquia que se fotografían con la imagen en originalísimas poses. Todos ríen frente al el rostro de Cristo. Se burlan ante el Ecce Homo. Es el rostro del que habla el profeta, es la persona de la que se reían mientras cargaba con la cruz; el varón de dolores. Se mofaban del único justo antes de matarle como a un asesino y hoy restriegan frente a su cara boletos de lotería. Es un rostro desfigurado por las manos de una mujer anciana, el mismo rostro que desfiguro yo a menudo.
Los acontecimientos que han tenido lugar estos días en este pueblo perdido del interior de la península nos hacen una vez más presente el gran misterio: es para esto para lo que ha venido Cristo, para dejarse matar por amor a los hombres. Él, el único que no se cansa de nosotros, de nuestras burlas e infidelidades murió una sola vez para darnos, gratis, la Vida Eterna.
J.A.G.
Asociación Nártex 